Carrie Fisher, quien da vida a la Princesa Leia y que volverá a la saga en Star Wars: El despertar de la Fuerza arriesga su posición para hablar de uno de los temas más controversiales que es las posturas que manejan los estudios, directores y productores a los actores para poder interpretar un personaje.
La actriz de 59 años hace una reveladora confesión a la revista Good Housekeeping que está dirigida a mujeres. Durante la entrevista Fisher habla en contra del culto al cuerpo que impera en Hollywood, y revela que la presionaron para que perdiera unos 15 Kilos. si quería regresar como la Princesa Leia al lado de Harrison Ford o Mark Hamill, a la franquicia.
"No querían contratarme a mí, sino sólo a tres cuartas partes de mí aproximadamente. Nada ha cambiado, es un problema de apariencia. El peso y la apariencia sigue siendo lo más importante, Lo logré de la misma manera que lo hace todo el mundo, comiendo menos y haciendo ejercicio. Me costó más trabajo lo primero que lo segundo, porque me resulta más sencillo añadir una actividad a mi día a día que privarme de algo".
"No querían contratarme a mí, sino sólo a tres cuartas partes de mí aproximadamente. Nada ha cambiado, es un problema de apariencia. El peso y la apariencia sigue siendo lo más importante, Lo logré de la misma manera que lo hace todo el mundo, comiendo menos y haciendo ejercicio. Me costó más trabajo lo primero que lo segundo, porque me resulta más sencillo añadir una actividad a mi día a día que privarme de algo".
La actriz quien no obstante obedeció las recomendaciones y bajó de peso antes del rodaje lamenta que el problema, lógicamente, no se sufre sólo al trabajar para George Lucas, sino que es endémico en la industria del espectáculo y a la sociedad en general.
"Tratamos la belleza como un logro y eso es una locura. Todo el mundo en Los Ángeles te ve y te dice: ¡Oh, se te ve bien!, y es su manera de decirte que has perdido peso. Nadie te pregunta ¿Cómo estás? o te dice ¡Se te ve feliz!."
"Tratamos la belleza como un logro y eso es una locura. Todo el mundo en Los Ángeles te ve y te dice: ¡Oh, se te ve bien!, y es su manera de decirte que has perdido peso. Nadie te pregunta ¿Cómo estás? o te dice ¡Se te ve feliz!."
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